LA TEORÍA GENERAL DE SISTEMAS Y EL ENFOQUE DE SISTEMAS
En un
sentido amplio, la Teoría General de Sistemas (TGS) se presenta como una forma
sistemática y científica de aproximación y representación de la realidad y, al mismo
tiempo, como una orientación hacia una práctica estimulante para formas de
trabajo transdisciplinarias.
La TGS se
caracteriza por su perspectiva holística e integradora, en donde lo importante
son las relaciones y los conjuntos que a partir de ellas emergen. La TGS ofrece
un ambiente adecuado para la interrelación y comunicación productiva entre
especialistas y especialidades.
Los objetivos
originales de la Teoría General de Sistemas son los siguientes:
·
Impulsar el desarrollo de una terminología
general que permita describir las características, funciones y comportamientos
sistémicos.
·
Desarrollar un conjunto de leyes aplicables a
todos estos comportamientos.
·
Promover una formalización (matemática) de
estas leyes.
Uno
de los objetivos del enfoque de sistemas, y de la teoría general de sistemas de
la cual se deriva, es buscar similitudes de estructura y de propiedades, así
como fenómenos comunes que ocurren en sistemas de diferentes disciplinas. Al
hacerlo así, se busca "aumentar el nivel de generalidad de las leyes"
que se aplican a campos estrechos de experimentación. Las generalizaciones
("isomorfismos", en la jerga de la teoría general de sistemas), de la
clase que se piensan van más allá de simples analogías. El enfoque de sistemas
busca generalizaciones que se refieran a la forma en que están organizados los
sistemas, a los medios por los cuales los sistemas reciben, almacenan, procesan
y recuperan información, y a la forma en que funcionan; es decir, la forma en
que se comportan, responde y se adaptan ante diferentes entradas del medio.
El concepto
de la teoría de sistemas aplicado a las organizaciones considera la relación
recíproca entre ésta y su entorno, así pues, la primera puede influir y ser
influenciada por el segundo. En contraparte del paradigma mecanicista de la
teoría clásica, que contemplaba a la organización como un sistema cerrado.
Para
Scott (1961) el enfoque moderno de la teoría organizacional comienza desde que
se comienza a percibir a la organización como una entidad compleja, cuyas interacciones
entre elementos son tanto formales e informales, con su entorno inmediato, así
como el ambiente externo. Es decir, desde que se propone la visión sistémica.
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